Estas pequeñas moléculas están diseñadas por la naturaleza para transferir información al sistema inmune, y darle la memoria inmunitaria e inteligencia necesaria para que reconozca, responda y recuerde mejor las posibles amenazas y factores estresantes.
Nuestro cuerpo debe contar con la habilidad suficiente para poder defenderse contra cualquier amenaza o infección. A medida que envejecemos, disminuye dramáticamente la capacidad de nuestro sistema inmunológico para responder eficazmente contra las amenazas y su capacidad para mantener el cuerpo sano. El estrés, los malos hábitos alimentarios y otros factores ambientales generan una gran cantidad de trabajo a nuestros sistemas inmunológicos, haciéndoles más y más difícil combatir contra todos los agentes patógenos existentes.
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